LIMA II, ‘especie de viga’, término técnico de origen incierto.

1.ª doc.: 1603, Ordenanzas de Toledo.

Falta en los diccionarios del Siglo de Oro y en Aut. Lo registró primeramente Terr. «en la arquitectura la viga que baja por cada una de las esquinas de un tejado, y a que se van a fijar otras vigas que se alargan conforme se van acercando a la altura, y pasan de solera a solera», «lima en diagonal: madera que sirve para mantener las tejas», «lima llaman los albañiles a la fila de tejas que están puestas de lomo, y donde parten todas las canales», «lima-hoya, canal que recibe el agua de todas las otras, que comúnmente son menores»; Pichardo, 1839: «cada una de las vigas... que forman ángulo en la culata o punto semejante de la casa con corriente, tocando el vértice a la cumbrera»; la Acad. ya en 1843 registraba lima en el sentido de «canal grande que suele ponerse en el ángulo de los tejados para recibir y conducir las aguas»;, ya en 1899 daba las definiciones actuales: «madero que se coloca en el ángulo diedro que forman dos vertientes o faldones de una cubierta, y en el cual se apoyan los pares cortos de la armadura», «dicho ángulo diedro»; del primero dió Pagés el ej. siguiente de las Ordenanzas de Toledo «las limas que van en los rincones han de tener más alto que los maderos de la armadura», además da un ej. de Fr. Lorenzo de San Nicolás (1633) para lima tesa ‘dicho ángulo diedro cuando es saliente’ y uno de Ardemáns (h. 1720) para lima hoya ‘el mismo cuando es entrante’. Es palabra muy frecuente en López de Arenas (1633): la lima de una armadura (p. 9), armadura de lima bordón (p. 7), el coz de limas (p. 7), etc.; Mariátegui define en su glosario «pieza de madera que forma la esquina o arista de los dos paños contiguos de una armadura de faldón». Quizá fijándose en el pasaje del Conde de Rebolledo (h. 1655), que contiene el vocablo en la segunda ac. «en las limas se cortan oblicuamente los lados de las pizarras», admitieron Pagés y la Acad. que lima venía del lat. LզMUS ‘oblicuo’; la idea no puede rechazarse del todo, pero como no hay testimonio alguno de que LզMUS pasara al romance, debe considerarse como muy incierta. Por lo demás no sé que nuestro vocablo exista en otro romance alguno, ni que haya sido objeto de estudio alguno etimológico. Pero deberá tenerse muy en cuenta la posibilidad de que, junto con LIMÓN y su sinónimo limonera, se tomara del fr. limon ‘cada una de las dos varas en cuyo centro se coloca una caballería para tirar de un carruaje’, en calidad de derivado regresivo, pues este vocablo francés ha tenido también la ac. «poutre qui soutient les marches d’un escalier» (S. XVI, 1732), «solive» en los dialectos occitanos de Aies y de Jalhay (FEW V, 247a), y en él la ac. «support d’un lit» es frecuente en textos de los SS. XII y XIII1.

DERIV.

Limatón cub. ‘viga más delgada, que sostiene la lima’ (Pichardo).

1 Llamo la atención sobre un vocablo catalán cuyo sentido ignoro, pero podría tener relación con lima II: en un doc. barcelonés de 1477 se da permiso a los albañiles para «fer limbells e recórrer terrats [‘azoteas’], fer e scurar [‘arrebañar, limpiar’] clavegueres [‘cloacas’] e aubollons [‘albañares’]», Butll. del C. Excurs. de Cat. XLVII, 235. Pero quizá haya errata.